Lela y los poemas de la momia, 93 años.

Anciana que vive sola con gatos
 — ¡Llegó la ambulancia!  – Gritó la enfermera desde la entrada.
Lela permanecía sobre la cama cual momia de Egipto embalsamada en su sarcófago.
En menos de cinco minutos se encontraba dentro del vehículo camino a la clínica.

— ¡La perdemos!  – Exclamó el médico mientras intentaba reanimarla.
 
Era un domingo de pascua, normalmente no se realizan ingresos en fechas como esta, pero ella venía del aeropuerto de un vuelo directo desde Medellín. Bajo esas circunstancias, los protocolos pierden vigencia.

Su aspecto era calmado, silencioso  y un tanto distraído. Sin embargo, la desnutrición y el desaliño eran notables. Características frecuentes en un adulto mayor que vive solo, o en su caso, con muchos gatos.
 
— A mi tía le dan episodios de catalepsia. Así que no se asusten cuando se quede tiesa como una momia y no responda a ningún llamado.  — Declaró su sobrina. 

Era la primera vez que conocía a alguien con esa condición, recuerdo que pensé cuán interesante sería evidenciarlo. Es más, ansiaba la pronta partida de la comunicativa sobrina para zambullirme en los libros de medicina de mi amiga Laura, o en su defecto, preguntarle al tío Google al respecto.
 
El tan esperado día no demoró mucho en llegar. Esa mañana, Lela se encontraba enojada porque «su empleada», mientras limpiaba, había partido el hermoso jarrón chino que su hermano le habría regalado la navidad pasada. Lloraba desconsolada, los agónicos alaridos se escuchaban por toda la casa, cualquiera hubiese pensado que su esposo o un hijo, los cuales nunca tuvo, había fallecido. 

De repente, tras un grito ensordecedor, un silencio inexplicable se apoderó de la escena. Permaneció sentada en la mecedora, con la mirada perdida hacia el horizonte y el respirar casi impalpable. Le hablábamos repetidamente, pero no respondía. Comprobamos que sus signos vitales se encontraran normales y recordamos la recomendación de su sobrina. 
 
El episodio duró unas cuatro horas, durante ese tiempo no emitió sonido alguno, no realizó ningún movimiento. Solo parpadeaba, respiraba, y me imagino que escuchaba lo que sucedía a su alrededor, ya que salió del trance apenas la auxiliar comunicó que la cena estaba lista. 

— Lela se perdió la merienda de la tarde por andar jugando a la momia. — Refirió jocosamente Rosita; su compañera de habitación. 
A partir de ese episodio, el resto de huéspedes la apodaron de esa manera: «La momia».
 
Una tarde, en medio de la actividad de lectura, Lela interrumpió a la auxiliar a cargo y le pidió la palabra. Todos reaccionamos con sorpresa, ya habían pasado un par de semanas desde su ingreso, y desde entonces, no había mostrado interés alguno por participar en el programa lúdico y mucho menos en interactuar con otros pacientes. 

Con voz alta y legible declaró: » El siguiente es un poema de mi autoría, espero lo disfruten».
Su recital continuó alrededor de 10 minutos. Sin pausas, sin titubeos y con entonaciones a tiempo.

Cerraba y abría los ojos como marcando pautas, se llevaba las manos al pecho y a la frente, extendía los brazos y fijaba su mirada en el horizonte. El drama, el romance y la comedia en un solo performance. 
Todos estábamos atónitos, pero dulcemente complacidos.
 
A partir de ese día, dejaría de ser simplemente «la momia» para convertirse en «la momia poeta». Para mi sorpresa, nuestra artista se mostró satisfecha con el título. Es más, para rematar mi asombro, inició un juego con el resto de sus compañeros donde todos discutieron alegremente la escogencia de sus nuevos seudónimos. 

Ese día nacieron: «el viejo con botas», «la vaca gritona», «Marga la márgara», » el ratoncito sin dientes», entre otros. 
 
Al final, no fue mucho lo que se pudo hacer. Según el médico, causa del deceso: Infarto al miocardio. Hora: 11:45am.  Lugar: Una carroza blanca con sirenas luminosas que anunciaba la llegada de la peregrina a su destino final. Tal como lo describía en su poema favorito.

Hola, 👋 encantada de conocerte.

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4 comentarios

  1. Jajajajaja… La momia!! Me reí mucho leyéndola. Gracias Isa por compartir estas historias tan bonitas y divertidas.

  2. Isabel Cristina

    Jjajajajjajajaja… La momia!! 😜. Me gustan mucho tus historias, cada una tiene algo que atrapa, pero esta no solo me divierte sino que me sorprende. No sabía sobre esa condición, siempre pensé que eras cosas de película, cuentos de la gente.

  3. La amé y la historia hace que sea casi palpable imaginarla. Qué forma de hacernos conectar e imaginar este gran mundo de <>.
    – Lela se perdió la merienda de la tarde por andar jugando a la momia ♡♡♡

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