Amarguita, diabética hasta el cielo, 88 años
—¡Diabética hasta el cielo! —gritaba ella cada mañana al medirse la glucosa. Ese día podíamos intuir que estaba de buen humor. Infortunadamente, no sucedía muy a menudo. Bien sabíamos que los cambios en su estado de ánimo eran propios de su condición, aunque a veces no resultaba fácil recordarlo. —¡Limpia culos! —Así llamaba a las …